miércoles, 8 de mayo de 2013

Ser o no ser


 (o las divagaciones de una pseudo-poeta)

Los poetas prefieren una descripción vaga e incomprensible de quienes son, básicamente porque tienen al razón al decir que el definir el “ser” en un par de palabras es demasiado simple y erróneo como para poder ser así. Pero son poetas, y con eso ya se define. Ahora, que cada persona tenga su propia definición y que se conduzca entonces al caos, es un tema que se toma aparte, pero el objetivo está hecho: se ha definido.

Comprendo que, siendo yo una adolescente que con suerte sabe unir dos frases con sentido, no tengo derecho a crear algo magistral, algo que pueda hacer sentir orgulloso a un docto. Siquiera puedo hacer rimar dos palabras asonantemente. Pero es pernicioso no escribir.

En mi última entrada, mencione en un intento libre de poema el mencionar ambiguamente el amor que me nace. No, aún no estoy echa para la poesía.

Pues, el ser o no ser poeta... la poesía no me nace a mí. Me nace el enlace de ideas, me nace la creación de personajes que podrían pasar por carne y hueso, me nace la filosofía y la empatía hacia mundos fantásticos y de ficción. Pero, ¿por qué esto sería de interés alguno? ¿Por qué querría alguien leer sobre las divagaciones sobre las preferencias personales de una jovencita?

Sería interesante que alguien comprendiera. Que me comprenda en mi inutilidad de rima y que me acompañe en sentimiento sobre la prosa. La prosa, históricamente, viene después del verso, y tendrá menos de setecientos años. Sin embargo, la prosa, en su simpleza, considero que llega a mi corazón.

El decir "mi amor es único" no es lo mismo que rimar "es único mi amor". Pero si puedo decir "mi amor es único, no poseo y no he poseído uno nunca como este. Existen demasiados amores: familiares, amigables, platónicos... y el mío por mi amado.", no tengo porqué preocuparme. O, para los más ambiguos: "el corazón que late en mi pecho ya no me pertenece. No le creí al principio, pero cuando me gritó y sollozó por otro que no era yo y que no compartía mi sangre, tuve que dejarme llevar."

Pero siempre existirá la crónica.